ABOLIR LA TAREA OBLIGATORIA



   Pascual Pirelli (docente en la Simón Radowitzky, bachillerato orientado en epistemología), escribe lo que aquí publicamos a partir de una carta que el Centro de Estudiantes de su escuela envía a sus profesores cerquita de haberse iniciado la cuarentena. En dicha carta les estudiantes plantean que algunos plazos, formatos y modalidades de las tareas que se les exigen no se corresponden con el contexto de pandemia y sus concretas situaciones personales. Pirelli, entonces, comunica a sus pares lo siguiente:


Queridos compañeros, queridas compañeras:


   Lo que escucho con más fuerza en la comunicación del Centro de Estudiantes es un señalamiento sobre las condiciones concretas de sus contextos familiares (sociales, económicos, etc). Además de las mencionadas en la comunicación, están las determinadas esencialmente por la calidad de las relaciones afectivas de cada estudiante, que no son del mismo tipo en todos los casos ni son las mismas con cada pariente con quien se convive. Las convivencias concretas incluyen en demasiados casos gritos, miedos, fastidio y competencia, por ejemplo. Las residencias concretas son de distinto tamaño, con cuatro ambientes o con uno, con dos habitantes o siete. Los objetos que cada habitante sienta necesarios para un cierto uso en cada momento del día y de la noche, pueden ser en cada casa suficientes o insuficientes, estar en buen estado o no. Los sonidos del entorno cotidiano pueden estimular, calmar, enervar, atemorizar o distraer. No estoy nombrando cosas que alguien aquí necesite escuchar para tener sabidas. Las menciono en función de comunicar un punto de vista, que, entiendo, es lo que se nos pide.

   Lo dicho en el párrafo anterior define las condiciones en que viven los sujetos con que trabajamos, siempre. Ahora, esas condiciones son atravesadas por la omnipresencia subjetiva de la pandemia (la tele, estas palabras, los diálogos con parientes, los chistes, las noticias, etc), y por su cruda realidad material (esta separación entre "material" y "subjetivo" tiene un montón de consecuencias funestas, pero acá la aprovecho para simplificar). Ahora pasamos parte del día cumpliendo acciones concretas vinculadas a impedir la circulación del virus, comenzando por el aislamiento físico. Contamos y comparamos cantidades de personas muertas. Pensamos en deterioros y debilidades corporales. Tenemos a flor de piel la conciencia de nuestra finitud.


   Si en todos los casos y situaciones necesitamos entrar en relación con los sujetos concretos como condición de posibilidad de alguna construcción de vínculo pedagógico, en este caso, creo, partir de objetivos relativos a la administración de contenidos de asignaturas en el tiempo o al cumplimiento de tramos de programas, va a resultar en lo contrario del resultado imprescindible. Es decir, producirá distanciamiento, mal disposición, rechazo, sumando condicionamientos al próximo trabajo presencial.


   Necesitamos priorizar la construcción del vínculo por sobre cualquier consideración de tipo programático o de administración de conocimientos específicos de cada asignatura. Lo opiné al principio de la cuarentena en algunos grupos en que estoy y lo dije en sala de profes medio inhibido por el miedo a estar metiéndome en el laburo de los y las demás. La comunicación del Centro y el llamado a opinar me disponen a insistir: lo único importante de lo que "mandemos" a los y las estudiantes es QUE ESTÉ BUENO. Una película cómica de muertos vivos puede ser abordada, posteriormente, desde un montón de espacios y asignaturas. Una película de muertos vivos que no sea cómica, también. Todo eso que siempre estamos queriendo compartir con amigues y parientes, que recomendamos y regalamos, eso tiene que determinar las elecciones del material didáctico. Me animo a fundamentar en otros contextos y extensiones que no importa mucho qué relación tiene ese material con la asignatura de cada quien. Pero en un abordaje integral podemos encontrar la famosa relación universal de Pancho Ibáñez ("todo tiene que ver con todo"), que, joda jodiendo, podría ser base de un acuerdo comunitario epistemológico.


   En fin, pienso que podemos ir construyendo un vínculo placentero, agradable, comprometedor a partir de compartir discos, películas, chistes, juegos, cuentos, historietas, sketchs, programas, documentales, series y demás. Propongo que el criterio de cumplimiento del trabajo radique básicamente en entrar y permanecer en contacto con el grupo y con el material didáctico. La experiencia afirma que en base al interés generado se pueden redoblar y modificar apuestas pedagógicas (decisiones tácticas y estratégicas). La tranquilidad es un marco necesario para la generación del interés, y éste es condición de la larga marcha hacia la especificidad de cada asignatura.


   Propongámonos ser, ante todo, una buena presencia en las vidas de adolescentes que, año tras año, se ponen al hombro (como nosotres), la mochila de una escolarización en la que conviven múltiples modificaciones sociales, políticas y culturales con pautas y estructuras de una institución propia de sociedades arrolladas por la historia.

   Les quiero mucho. Abrazos. Cuídense.




Pirelli al momento de concebir su obra "Todo es lo mismo"

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