FICHE QUEDÓ ATRAPADO EN SU PROCESO CREATIVO
(ANTOLOGÍA DE SU “LIBRO DE PROPAGANDA DE OTRO”)
Durante los años 96 y 97 del siglo
en que nació, Fiche escribió el primer libro (“Presentación y debacle. Capítulos
unitarios”), de la trilogía de trilogías “El pensamiento fragmentario de Pedro Maidana.
(Panfleto filosófico y comentarios del tiempo)”. Esta escritura, según declara el
autor cuando consigue establecer contacto con su especie (aunque entre balbuceos
y contorsiones espasmódicas), parece haber consistido, al menos para él, en un
proceso de enumeración, descubrimiento y proyecciones de las diferentes
dimensiones de su ser (constituido por un conjunto de relaciones, inescindible del
sujeto social que lo conforma), percibidas como sintéticas presentaciones en
secuencia de un sinfín de actividades diferentes cuya realización sería el
resto de su vida. Así, la creación, en el proceso de escritura del Maidana
(vamos a nombrarlo de ahora en más de esta manera por ahorrar tiempo y
recursos), de un personaje que, por ejemplo, en su ficción creó una obra, se
convertía para Fiche, por un lado en compromiso público de desarrollarla (pues,
aunque el libro fuese -y siga siendo- implacablemente inédito, él ya había
establecido en su propio imaginario comunicación con lo que terminó llamando “el
hipotético público entusiasta”, y entonces la puesta en texto de una serie de
existencias comunicadas en la obra como realidades eran vividas como anuncios
ante una serie de concretas relaciones), y por otro en deseo de hacerlo, ya que
la emergencia en el proceso de escritura de posibles devenires en cascada surgida
desde lo más íntimo de su ser fue asumida por el autor como un plan de
actividades de la única versión de sí mismo asociada por él a síntomas vitales.
Al involucrarse en las relaciones
entre ficción y realidad (para algunos el comienzo de este aparente rulo
existencial en que se atrapa al ritmo del avance de la obra), -gestado, para
colmo, desde sus históricas tomas de partido- el compromiso público y el deseo expuesto
en el párrafo anterior se transformaron en deber y en ambición. El deber de
realizar el devenir que el libro anuncia, autorrepresentado en la zona más
atormentada de su mente como “obligación ante las masas y la historia” -nominadas
mediante estos vocablos seguramente desde las dimensiones progres de su
formación-, tendió a conformar síntesis con la ambición de hacer la parte que
le toque en la creación de aquellas imaginarias realidades. Ahora bien: este
involucramiento en las relaciones entre ficción y realidad (este asumir la
relación entre idénticos opuestos tan determinantes), lo llevó a un tipo
exótico de especialización (si me permiten el desborde), consistente en ubicarse
en las intersecciones entre aquello que se anuncia y se propone (si
quieren: aquello que se sueña o necesita), y aquello que va siendo
estando realidad (pensamiento a partir del que asumió lo imaginario [y
entonces EL imaginario], como existencia concreta de la condición humana) -todo
esto último procesado desde las dimensiones de sus pertenencias socioculturales,
aledañas, en el territorio de su mente, al goce y a las propias decisiones.
Semejante punto de vista del escritor (no sé si hay algo que a Fiche le de más risa que eso), redundó en cosas como andar pensando en quehaceres necesarios y posibles (esto otro día lo charlamos), establecer concretas relaciones y unos meses después producirse la primera irrupción en la ciudad de Buenos Aires de un sujeto histórico social constituido por identidades con el que venía llamándose en esos años piqueteros. Me refiero al corte de las avenidas Mariano Acosta y Castañares el 22 de julio de 1997 (que terminó en fuerte represión enfrentada fundamentalmente por numerosos grupos de jóvenes con sus cabezas cubiertas por remeras y gomeras colgando de sus cuellos), convocado por un incipiente movimiento del barrio Ramón Carrillo. Un año después, Mis Harapos (movimiento histórico multidimensional creado en la escritura del Maidana), editaba (¡de verdad!), un pasquín (dos hojas doble carta dobladas y presentadas como “órgano central” de dicho movimiento), describiendo aquel corte de calles y adquiriendo el texto la apariencia de ser continuación de lo relatado hasta esa fecha en la novela (el autor dice que su obra es eso: una novela). La edición fue el primer número de Negro el 22 y, para colmo, el texto central (digamos, las crónicas del corte), llevó la firma de Errolt O’Bart, personaje de reciente creación en la escritura del Maidana. Además, tras la publicación del pasquín, el texto difundido mediante esa herramienta ("órgano central de Mis Harapos"), fue incorporado a la novela.
Pero las relaciones entre el
desarrollo del relato y el de la realidad (“como si el desarrollo del relato no
fuera parte de la misma”, diría el autor, seguramente), fueron mucho más allá
de lo recién contado. Personajes de la novela, buscando nombres para su ideal
de humanidad y descartando los que designaban solo al hombre (como los
emblemáticos hombre nuevo y superhombre), inventaron bremón como
vocablo integrador y no quisieron asignarle artículos asociados a lo
excluyentemente masculino o femenino. Lo llamaron le bremón,
resolviendo extender el uso del significante del pronombre hasta alcanzar
significado como artículo. Algunas páginas después los personajes entonaban un
himno dirigiéndose a sus “estimadísemes hermanes”. También, en los sucesos
relatados en el libro más cerca del inicio, circuló cierta proclama. Fiche se la
leyó por teléfono a algunos compañeros y la misma se imprimió, semanas después,
como presentación de La Maroma, grupo que se integró a la actividad de vecinas
y vecinos del Ramón Carrillo, participando en aquel corte de avenidas desde la
convocatoria. Lo que venimos comentando sería más auspicioso que inquietante si
no fuera que la novela incluye varios derramamientos de sangre y alguna guerra
cósmica. En fin, dejamos por ahora aquí las concreciones de la obra, no sin
antes agregar: la primera mención de Errolt O’Bart en la novela lo presentaba en
el barrio mencionado escribiendo su emblemática obra “Cumbia y desidia”; menos
de dos años después, en casa de Fiche comenzaban a producirse apuntes y
borradores de la misma, con el autor (del Maidana), ya viviendo en el Carrillo;
hace pocos años, durante la pandemia, la novela del “fundador del realismo
surrealista” comenzó a publicarse ilustrada por Jok, en forma de relatos
autoconclusivos (Fiche pensaría: cuentos), en el sitio al que pueden
acceder mediante el siguiente enlace:
https://gcomics.online/relato/cumbia-y-desidia/
La cosa es que la personalidad
creadora del Maidana nos acercó unos textos organizados no en partes y
capítulos sino, según nos dijo, en resquicios y hendiduras en el entramado
de los momentositios. Hasta donde llegamos a entender, son apuntes,
borradores, notas para la escritura del Maidana de los que necesita
desprenderse, segregándolos no entendimos si como obra literaria autónoma, descripción
de realidades probablemente próximas, a lo mejor pretéritas, o como propuestas
o anuncios de lo que será. Antes de que perdiéramos contacto alcanzó a
manifestarnos-: Es un libro de propaganda de otro -y no supimos más de él.
Tras arduo trabajo de selección de
un conjunto considerable de escritos breves (o sea: son cortitos), presentamos:
Del resquicio “EL VARÓN QUE QUIERO
SER”, las siguientes hendiduras:
YO PUEDO SENTIR MIS TETAS
-No hay manera de zafar si cargo
percepciones que no encajan. Ese es el mensaje que nos identifica a todes y
ahora todes suena mal. Me dan ganas de defecar en la vereda y vomitar en pos de
un público dispuesto a oler y todo. Transpiren y se froten quienes quieran. No
rompan los encantos ni alteren las cadencias. Sacúdanse hasta el fondo y
estírenme el alcance. No se me pongan fuera de este ritmo –decía un personaje
coordinando el ciclo de talleres sobre “El Pensamiento Fragmentario de Pedro
Maidana”, tras dar un salto hacia atrás y caer sobre sus pieses-: Hemos venido
desde lejos a dejar de ser quienes nos cuesta angustia. Henos aquí perdiendo la
existencia. -Y luego dijo algo atravesando umbrales, perdiéndose de vista.
Es que mirá, yo digo; y eso es
decir algo. Suena pavada, resuellan tonterías y se levantan voces que dan
miedo. Y así cuando cualquiera se apropia de este espacio. Aquí nos vedan
pronto y nos corren a lonjazos o nos desaparecen las esencias. Hay que luchar
con eso. Hay que manifestarse en cualquier ámbito. Hay que imprimirle a los
registros de la historia nuestro ser de cada día solapado. Podemos consistir y
concretarnos rompiendo el cascarón de las versiones que nos hacen. Habremos de
exceder las gamas de existencia permitidas asumiendo el espectro de nuestras
posibilidades invisibles. Vuelvo al viejo panfleto después de haber hablado en
diez mil lenguas.
Y brinco hacia las próximas
batallas (perdonen si me agito –dice al frotar sus genitales contra un límite
adhesivo-), pedando el contenido en nuevas dimensiones. Atraigo los idénticos
trocando los opuestos en su síntesis. Y meo alrededor de las creaciones
cuidándolas de plazos y modelos. Cubriéndolas de antiquísimos sentidos que
vienen renovando desde lejos. Matando lo que oprime y mudando las vigencias.
Arando en impalpables cimientos de simientes la tierra que realiza lo propio en
lo que surge, lo nuestro en lo que queda, la vida que tomamos sujetos de la
historia.
SANGRA MANDINGA
Dos bandas de pibes del Bastión
–integrantes varones y mujeres, cis y trans– hacen una música con intrínsecos
idénticos. Muy metálica y pesada, mucho más pesada que metálica. Una de las
bandas reivindica al diablo. La otra lo denuncia. –Finalmente descubrirán estos
idénticos ocultos: la que lo reivindica, en realidad, en su manija sueña la
pesadilla de creer que si esto que domina es lo de Dios, entonces el demonio es
la bondad que se volvió feroz para pelearle a semejante aberración de la
existencia; y la que lo acusa, percibiendo dolores similares y la opresión
misma, concluye, entre noches de alcohol, faso y pastillas, que lo imperante es
el triunfo previo de la Bestia, a quien es necesario desenmascarar, hacerla
explícita en sus uniformes y sotanas, en su papá y mamá con cara de manual de
gestos dados, en sus maestras afectuosas y profesores beneméritos, en el vecino
de enfrente y la vecina de acá al lado. Coincidiendo así les integrantes de
ambas bandas en el deseo de arrasar con lo que ejerce su dominio en lo concreto
y la necesidad desesperada de reemplazarlo por su opuesto–. La cosa que en
medio de conflictos de intereses superiores a elles mismes, tan desorganizades
y como a la deriva, aparece une integrante de la banda anti Mefisto expuesto y
ya cadáver lacerado colgando de algún sitio, a la espantada vista de vecinas y
vecinos. Piensan que fueron les otres. –Idas, vueltas, impulsos, reflexiones,
roles y actitudes diferentes de cada quien, sospechas y mala lectura de
registros–. Aparece cadáver de la otra banda. Y así.
Mediante estas intrigas y acciones
truculentas, les integrantes de ambas bandas son manipulades por asociaciones
que responden a complejidad de alianzas y contratos, que juegan algo suyo en
este promovido choque entre quienes expresan ambas músicas.
(Apuntes de Malena Luxemburgo para una novela o cuento)
Del resquicio “TRES AL HILO (CAPÍTULOS POSIBLES)”, las hendiduras:
SE MUDAN LAS PALABRAS
(No quise ser original. Les pido
mil disculpas.) Leyendo “taller de interpretación muda de palabras”1,
sería gracioso imaginarse un camioncito que las lleva y las trae, con letras
que se doblegan para aliviar la carga, se oprimen en función del óptimo
aprovechamiento del espacio y se disponen en rumbos… –etcétera– y van de un
lado a otro. Pero no, enseguida entran a buscar a cada cosa dobles, triples…,
muchas intenciones –como diría un Guevara de la lengua buscando su Vietnam y
yendo al Congo– y entonces entran a desarticularse hasta ser líquidos, sino
seres gaseosos, mediante la interpretación del devenir y lo ya sido. [Eva
Luarte es cosa de mi hijo que ya es grande.]
Y allá va cada quien con sus
trastornos delante de matrices
y allá van las narices
husmeándonos lo escrito –
dijo apelando un poco a un
diminutivo chiquitito.
Volviendo al libro este… podría
concluir algún capítulo.
1.En este resquicio del Libro de propaganda de otro, la hendidura anterior a esta se llama tal como lo que aparece aquí entre comillas.
ES ESTA LA OCURRENCIA DE UN CAPÍTULO
Hay una parte del público que yo
no juzgo, segura de ver chistes en la nominación de todo esto como una novela.
Vamos de nuevo: señoras y señores: acá el sujeto es “el pensamiento
fragmentario”; ni vos, ni yo, ni ni ningún individuo, cada uno de los cuales
son falacia. Y es falacia, rotunda, el individuo mismo. Acá sujeto el hilo
agitado por truenos entre inmensas olas y cagado a balazos de cañones. El hilo
se la banca. Predica unas metrallas y recuerda ovarios, que habían permanecido
entre tinieblas de huevos y pelotas (es un paisaje horrible: teman –es una de
terror, no sé si habían dado cuenta-). Y entonces son las vulvas su impulso y
su bandera.
De “CUANDO YO ESCRIBÍ EL MAIDANA”:
CUANDO YO ESCRIBÍ EL MAIDANA
-Cuando yo escribí el Maidana
quería presentar una especie de caldo de cultivo de imaginaciones “aberrantes”
que expresaran una humanidad próxima realizando el monstruo de su propia
hegemonía presentándolo como un osito de peluche. (Porque eso somos, ¿no?, a
todo esto…) –decía Adrián ya libre de ser Fiche y bajo techo, en sus entrañas
descubierto y vuelto hacia su sí más propio y desparejo, como quien pisa el
cemento de su cocina baldeada y fresca con lo más bajo de sus patas (ya que, si
no, la cosa es muy difícil), riendo de costado ferozmente, tomado de la risa
que lo lleva y trae por el cosmos.
-Mientras escuchaba Pastoral ponía
lo mejor de mí en la creación de las condiciones necesarias para la creación y
exitoso desarrollo de una integral guerrilla, que combinara sus manifestaciones
urbanas, suburbanas y rurales. “Es Argentina”, decía como un lunático
autoconcluyente con la total seguridad de haberlo dicho todo. Y había
interlocutores que, según me lo decían sus boquiabiertos corazones, entendían
mucho más allá de las posibles consecuencias, lo cual, como podrán imaginar,
era para mí intensamente comprometedor y me brotaban exigencias por los poros
en todas direcciones, obligándome a corresponderlas –decía el autor, debajo de
la cama.
Hay algo en el carisma que explica
esencialmente madejas de argumentos y escombros de experiencias en síntesis
brevísimas que abrevan en las fuentes plantadas en el curso de aquello que ya
fuimos distantes un fotón de las transformaciones que nos hacen ir yendo y
siendo lo que vamos; son obra del ser mismo que nada en su haber sido el que
era mientras tanto; se pone tan distinto de un cuarto al quinto quinto que
importa medio tercio la exposición de un flanco –rapeaba defecando, rimando con
la crisma, engendro de novela surgido de las sobras.
[Pista: la pista es dada por el
inconsciente -¡otro!– al definir un personaje a partir de lo siguiente: las
cosas que se desechan, aquí se llaman sobras (las “Sobras del Maidana” circulan
por la obra), las partes de un trans texto que por dificultades a la hora de
asumirlas se arrojan por umbrales a otras existencias. Si sólo las tomáramos
como las creaciones de un ser que no es más nada, saldría del vacío el sujeto
de algo extraño. Sería lo siniestro de algo diferente.] –rapeaba el monstruo
ese frotándose una mano
por el ano,
dejando correr agua
entre los cantos
los dichos y los versos,
gestando los reversos
del discurso,
gastando los transcursos
y los tantos,
ondeando en su Managua.
Al romper, luego (los huevos), su
cáscara de rima, salía la rutina de formarlos adentro de las partes de un texto
más prosaico, partiendo los pedazos de las métricas en sílabas del medio, en
las letras fundantes de los versos o en los comienzos que le dan sustento.
-Sí. ¿Cuál era la pregunta?
RECUERDO QUE ACUDÍ A UN FUERTE EPÍTETO
Al comenzar a escribir, en ese
instante (el anterior al que digo: “en ese instante” –todo esto habría sido
evitado si al comenzar a escribir hubiera sido en este instante [aquel, el del
principio]-), hube expelido algún insulto por la boca, completamente sostenido
por mi cuerpo y expresado en el gesto de un palmazo en la mesa que lo impulsa.
De ninguna manera podría recordar
los signos emitidos; y sin embargo los denoto de este modo. De no tocar la
suave superficie, denoto Carla, descifro gárgaras zumbando en la entrepierna,
bramándole a las sombras presumidas la luz del devenir de una existencia sumida
en su molicie.
(Hay mucha gente trepando
alambradas de una altura inverosímil y lanzándose luego hacia el exterior de
sus límites impuestos. Gritan cosas y saltan. [Este plural, supongo –o sea el
anterior que está allá afuera-, se justifica en el sobre entendimiento de que
al decir que hay mucha gente se hace alusión a alguna mínima cantidad de
personas. Sin embargo, ni es lo convenido ni es conveniente la neurosis {-¡¿De
qué más quieren privarnos?!}] -Hay quienes caen bien y quienes se revientan
contra el fondo de sus soledades abisales ((-Avisales que se van a hacer
pelota– acota este infeliz estrangulando al narrador con el hilo del relato, y
este último, a punto de espichar privado de sus aspiraciones, le introduce al
otro un brazo por la oreja y le bate el cerebro al interior de su marote
dejándolo sin posibilidad de gestionar organizadamente su organismo y mucho más
aún sin la menor noción de aquello mismo.)) Las personas que se lanzan son
impactadas por objetos disparados desde ambos lados del alambre. Aunque no todas.
Y esto no implica, es evidente, comportamientos ulteriores o inmediatos
relativos a interrumpir el desempeño del treparse y arrojarse. {Hete a Quique
las palabras clave, los géneros innúmeros y las reciprocidades concordantes
venciendo cerrazones mediante el entramado de sus serranías y llanuras… }. Allá
van derivando las lecturas. Imprimen sus estelas en el vasto mar de las móviles
improntas ensopadas en la sal de sus esencias y espumadas en la baba de sus
dichos.) [Adentro.]
Afuera, ya en las puertas de sus
desconocidas circunstancias, irrumpen por lo abierto en condiciones de
realización de aquel sentido histórico que nutre las metamorfosis de sus
identidades. Serán los que ahí estén o serán más o menos. Estarán los que sean
si es que fuesen.
Y si no, no estarán siendo más que
nada, un cacho de sucesos eventuales azotados por los huracanes de quienes
serán estando en trance.
De “MÁS LIBRO DE PROPAGANDA DE OTRO”
SE ME ESTÁ AMPLIANDO EL BARRIO
-Se me está ampliando el barrio
–piensa el personaje ya mentado en aquel espacio tiempo que hubimos entre
dicho. Y esto pasa, ni más ni menos, por haber sido estando en plena escuchatez
del grupo aquel de un siglo lejanísimo (el narrador se olvida y entonces cree
proponer que no importa de si se tratara o se tratase [Punto. No. Este es el
chiste que ya hice hace unas páginas.], de hacia adelante o de hacia atrás,
según los términos ya perimidos y rotundamente desusados [sí, sí: esto está
realmente lejos. Vengamos más acá.]), que se llamaba “Barrio Candela”. En ese
instante mismo sale un grito melodioso de ciertas modulaciones de unas ondas ya
domesticadas por completo (unidas a organismos que piensan y que sienten),
reproduciendo el sonido de lo que, aún hoy, se nombra como disco, ¡qué cosa más
curiosa! E inmediatamente caía fulminado por algo inasible que agitaba nódulos
en su conciencia, por decirlo de algún modo peor que otro, en el que podríamos
hablar de percepción, en tanto interpretación continua y simultánea de lo que
sea que exista –decía el narrador, quedando satisfecho.
Y ahí se moría entre retorcijones
y revuelques contra el piso. Porque si un narrador quedara satisfecho no
narraría nada y nada más querría ya decirnos ni un poquito menos que algo ni
más que nada todo lo ya dicho y sus eternidades limitadas. Y al dejar de
hacerlo ya deja de ser lo (que fuera que se hiciese o que fuese que se hiciera.
[-Hay más combinaciones para este boletín]).
Flamante narrador que irrumpe
desde un margen promete que ahora sí se dirá algo. Lo cagan a balazos y siguen
con sus cosas. (Tengo que decirlo: como si nada.) [-Y sin embargo es algo lo
que pasa –intuyen interlocutores ya entrenados en el antecedente de la
relectura de algunos miles de páginas de la obra esta. O esta otra y aquella y
las demás que no son si yo no insisto, las otras que me dan cierta existencia,
un par de inconsistencias y este rap, engendro de la nada que va tomando
cuerpos. {-No vale confesar lo autobiográfico. ¡Creí que ya lo habíamos
erradicado! –se ofusca un narrador en asamblea permanente. Hay otro que ahí
nomás le chupa un huevo y alguien se la pone peliaguda.} (Acaba de
imposibilitarse la interlocución con miles de personas.) (Ahí vienen bajando
desde el cerro nutridas columnas de narradoras alterando el sexo del conjunto y
prefiriendo establecer la relación con millones de otras personas que no dejan
cuajar a esa enemiga imposibilidad.)
Babilonia de aquí, Babilonia de
allá, Babilonia se extiende como un cáncer y lo es todo. Acaba de sumarse une
narradore constituide por la completa certidumbre de que nada del lenguaje será
ajeno. Y por la misma senda, vidalitá, dejará de existir o no será. Pero quería
contar que, en ese instante/sitio del que hablábamos hace un par de párrafos,
el lenguaje ya había sido bastante entorpecido, y la procesión de diversas
experiencias procesadas al respecto, acercaba la completa cesación o su
completa huelga general.
(Admfg nihuio lkjwwe jofoo
–chistoso narrador acaba de infiltrarse y será eliminado así de fácil.) [Lo
cual tiene la misma significación que aquello a que refiere como opuesto… Ji,
ji. Opuestos, tensiones, devenires, identidades… JEJEREJEJUEY –Sí. Llévenselo.]
{Supongo que a esta altura termina
algún capítulo.}
APROXIMADAMENTE EN CUALQUIER COSA
-Aproximadamente en cualquier cosa
–responde Pascual Pirelli ante la pregunta: “¿En qué querés trabajar este año?”
En realidad, pensaba en su viejo proyecto del Bailongo, esa transformación
político cultural del tipo de “Yo digo LES”, que era invento de otro. Este era
de él (aquí, es obvio, habría que decir que “era de’l”; pero se me indispone
parte del público y la crítica y hoy no tengo el coraje suficiente); lo había
pergeñado en la inversión de un tiempo neto equivalente a 6 años de baile sin
dormir, sin parar a comer ni a ir al baño, que juntó durante unos 10 de
entrenamiento infatigable, un lustro de hacerse cargo de talleres y otros cinco
años de agitar en todo tipo de ocasiones ese pasquín manifestado como un
cuerpo. [Todo ese tiempo se hizo espacio entremezcladamente.]
Así como Fiche, aprovechando la
realidad viviente de Adrián Figueroa, había clavado en el lenguaje un piso de
apropiación aparentemente irreversible, Pirelli quería fundar un movimiento -o
favorecer su fundación por mano de otros y de otras-, de la propia materialidad
(si me permiten lenguaje tan escueto en contenido y forma) de la existencia
humana. Y el recorrido que se impuso para constituir las condiciones necesarias
de la concreta posibilidad de realizar ese proyecto, lo había dejado más allá
de su lozana juventud y su estadística lejanía de la muerte. Ahora que jugaba
al fútbol ("y", pensaba en secreto: “cogía normalmente”), se hacía cargo de
espacios y proyectos en la escuela y mantenía su estable dedicación a la
transformación de diversas dimensiones de la práctica humana (aquellas por las
que anduviera), ¿cómo iba a hacer? ¿Eh…? [No empecemos con cómo iba a ser y
todo eso, que intentamos hablar de otras cuestiones.]
“Bailongo” expresaría unas
relaciones entre danzantes y entre protagonistas del rito y mandatos
civilizatorios que sería capaz de disolver en cualquier mente cualquier mal
disposición a la identidad con el ser propio. Al desarrollar esta propuesta ya
premeditadamente muy comprometido en intersecciones prácticas con Amapola –y
esto implica que durante la actividad pintará el faso (casi seguramente,
además, proveniente de una cosecha propia)-, se preguntaba si estar de la gorra
era un componente característico del inquietante rito del bailongo o si era,
precisamente, sólo la modalidad mayoritaria. (Y no porque la mayoría abrace la
mentada modalidad para entregarse a este bailongo, sino porque [algo pide aquí
un acento que se lea y la inhibición arriba mencionada me lo impide], desde un
abrazo al hábito de fumanchear –piensa Pirelli en una retorcida nostalgia de
los años ’90- independiente de cualquier actividad concreta, es desde el cual
la mencionada mayoría de bailarines del proyecto –ya extendido como social
tendencia- anda haciendo lo que sea.)
{¡Haciendo lo que sea! ¿Se
entiende? Lo que esté siendo, es lo que han hecho, es lo que fueron, es lo que
estuvieron siendo realizando su ser que incluye circunstancias que si vos no te
apropiás, mami, papi, es porque alguien se las fue apropiando para ser lo que
ande siendo y para hacer las necesarias condiciones.}
No quería ser tan gráfico (decía
Julián volcando tinta en el rodillo de la imprenta –y esto, si todo va según lo
imprevisto, vendría siendo/estando en el cuadrito de los chistes en colores), y
sin embargo, ay, mirá lo que escribí. [“Qué me importa que se rían”, ya que
estaba en las cabezas de miles de interlocutores, compone muy disímiles
actitudes corporales –que contrastan con las que veníamos asociando a esa
frase– al leerse tras una pretensión de chiste. Pero, en este caso, si no se
tratara de la intención chistosa causando el estropicio literario, sino de la
compulsión que obliga a decir aquello dicho, la finalidad de causar risa no
estaría entre los constituyentes del impulso –como puede no estarlo entre los
de muchos esfuerzos-, lo que, DE NINGUNA MANERA, significaría desconocer algún
efecto humorístico por parte de quien narra.]
{Acá viene la discusión sobre
“trabajar de payaso” como opuesto de “ser payaso”, que es lo que dio vida al
fugaz “Pinino Más”, no vayan a olvidarlo. [¿Y si surgiera ahora un conejo de la
gorra que hablando mal y pronto sugiriera: “Piní Nomás”? Supongo que una
ciénaga de significaciones nos sumergiría durante otros casi treinta años en
elucubraciones al respecto. Entonces, espero que no pase]}.
Pero el párrafo anterior a lo que
encierran estas llaves de aquí cerca, perdió su oportunidad de decir aquello
que lo trajo al mundo -¡ah!, ¡¿sí?! ¿y dónde estaba?-, que estaba en relación a
las letras anteriores (inmediatamente anteriores al párrafo que digo). Y
consistía –si así puede decirse de algo tan abstracto-, en un señalamiento: el
significante ha sido encerrado entre llaves y su lectura es de público
conocimiento. El significado, como dijimos al fundarnos como obra (digo: como
movimiento histórico, como conjunto de relaciones… eso), obra en el devenir de
la interlocución. [Habíamos dicho algo más drástico, en realidad. Pero vamos al
tranco que convenga, como mínimo; y si podemos, al tranco que nos gusta.]
Por último (y por el momento), aún sin resquicio espaciotemporal asignado,
presentamos la hendidura:
SI LOGRAN QUE UN EMPLEADO DE ALGUNA ONG…
-Si logran que un empleado de
alguna ONG ponga en duda el 0,2% de los votos de una mesa de una elección
nacional de algún país en que triunfa por afano un partido, tendencia o
movimiento que no responda a sus intereses, resulta que está muy bien, en ese
caso y según ellos, que la gente se insurreccione, mate, rompa edificios,
transportes, empresas, secuestre representantes de la tendencia esa, viole,
habilite la intervención de Estados extranjeros, atente contra los funcionarios
del Estado e incendie lo que encuentre al paso. Pero si un grupo de personas
sin ingresos, o sin lugar para vivir, o a quienes les acaban de quitar su
fuente de trabajo, interrumpe transitoriamente el tránsito, o hace huelga, o se
concentra en algún lado para manifestar necesidades relativamente extremas,
está muy bien, según estos mismos personajes, matarlos, echarlos, encarcelarlos
y descalificarlos porque atentan contra la democracia y las instituciones. Con
esta misma lógica, cuando un pueblo se decide a combatir la ocupación colonialista
es pintado como si se tratara de una horda de desalmados impiadosos que no
piensan en parientes de pobres soldaditos. Y cuando los ejércitos más poderosos
del mundo bombardean ciudades enteras sin distinguir entre objetivos militares
y civiles difunden las noticias enfocando desde lejos y mentando los hechos
como “represalias” ante algún hondazo disparado contra un tanque con bandera
extranjera, en territorio ajeno y soberano.
Son los mismos que nunca
encontraron manera de imponer el normal funcionamiento de sus dominaciones más
que mediante políticas basadas en fraudes, proscripción de opositores,
exterminios y desconocimiento liso y llano de los resultados electorales que no
les resultaran favorables. No ahorraron bombardeos, torturas, genocidios,
invasiones, fusilamientos ni desbaratamientos de cualquier tipo de contratos y
constituciones y siempre impostaron sensible indignación humanitaria ante
cualquier levísima manifestación de nuestros intereses, atenida o no a las
formas impuestas en un contexto dado –publicaba Hiperman en feisbuc.
Comentarios
Publicar un comentario