MUESTRA 7: EVARISTO CARLOMANGO EMITE DESDE LA CLANDESTINIDAD
Autor de La segunda guerra única, El amor y la igualdad y ¡Escucha, macho!, entre otras obras no editadas, Evaristo Carlomango pasó a la clandestinidad en cuanto vio que todo el mundo usaba celular. Unos días antes, declaró en un reportaje realizado en el marco de una toma de tierras-: Por supuesto que es una hermosa posibilidad comunicarse con cualquiera desde cualquier lado. Pero el enemigo lo instrumentalizó como cepo subjetivo cautivante de toda posible intimidad autónoma, disciplinador de toda práctica y amaestrador de intervenciones en el imaginario -dijo y siguió afirmando un poste de su rancho. Por no aumentar los riesgos que Evaristo asume en la asunción de sus designios y queriendo consensuar con su ser mismo posibles trascendencias de su lado oculto, dejamos para ocasiones por venir mayores precisiones sobre el sujeto de la muestra, conteniéndonos en compartir su último envío:
PERCUTIR
La humedad de los labios comunica
un anhelo ferviente de sobrepasar la limitada compulsión de no ser más que un
individuo.
El corazón, el tiempo, el cuerpo
manifiestan inconcebidas metas y drásticamente inéditas finalidades.
La mente habla percutiendo signos
y alterando las ondas que van significando.
Las bocas gesticulan afirmadas en
las piernas que sudan y sostienen.
Un ser antiguo se pierde en los
olvidos de pasados lejanos, reverberando, sin embargo, sus esencias, en las
identidades que elaboran el presente.
Un ser que nunca había existido
manotea sus chances de haber sido entre rastros de sí que desconoce.
Las voluntades integran su
posibilidad de surgir esencialmente, conformando el relieve de sentidos
lanzados hacia recreaciones de próximos presentes.
-¡Todo el poder a les otres! –entonan
los soplidos que engendran el mensaje acudiendo a oquedades guardadas por las
cañas agrupadas, agujereadas y cortadas, atadas a otras cañas que suenan lo que
dicen sus almas encendidas por el aliento ancestral que así revive en sus
inesperadas expresiones.
Vestigios de las bestias y los
árboles transformados en el instrumental de un ritmo que disputa su ocasión de
existir contra la inercia de lo dado, traducen a los tumbos sentimientos de las
singularidades que interpretan.
-¡Ser y no ser… van deviniendo! –gritan
en sílabas pintadas los rudimentarios antecedentes de cantares que esculpen en
la roca de las letras.
Finalmente, los pies golpean el
fondo en que sus cotidianidades se sustentan. Juegan a fraccionar un mismo
lapso de múltiples maneras, indicando mediante movimientos corporales
proporcionalidades sorprendentes.
Y así.
Así va siendo el todo.
Todo va siendo así y así como ir
estando aquí o allá, acá o allí, al venir yendo como fuera en lo que será
habiendo sido, así o asá.
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